lunes, 4 de abril de 2011

Pasó un rato antes de que cayera en la cuenta de que (a pesar del gélido silencio que me rodeaba) mi historia no pertenecía a la categoría de las historias trágicas, sino más bien a las cómicas.
Eso me proporciono cierto consuelo.


Milan Kundera, El libro de los amores ridículos.

1 comentario: