Entonces yo le dije que estaba bien, que no hacia falta sobreactuar la tristeza.Y que tal vez algun dia, tal vez años despues,ibamos a entender lo que acababamos de perder. Y que quizas en ese entonces lloremos, pero que ojala no...
Nos miramos y mis labios sobre su mejilla derecha coronaron la despedida más tibia que nos pudimos dar.
lunes, 14 de noviembre de 2011
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