Hay en el aire cierta melancolía, como si el fin se acercara sigiloso, delator o verdugo de mis sueños, con sus manos de un tiempo vencido, a llevarse lo poco que me queda de su mirada, de su esencia…
La siento incomoda, como deseando no estar acá o que no este yo o que no haya nadie.
Tiene la mirada perdida, como buscando fantasmas en el vacio. Se que no quiere mirarme, teme encontrar en mi los rastros de este amor que ya nunca será.
No me deja acercar, una caricia y muestra las garras, es como una tigresa agazapada, recela de su tristeza, la acomoda en el fondo de su alma y que allí quede.
Dice y no dice mucho, su silencio es una fortaleza en la cual se refugia de un mundo demasiado cruel, demasiado gris… sus palabras flotan, plumas de un dolor fértil, un dolor en primavera, un dolor tan fuerte que lastima, que corta el aire con la impunidad de una navaja en la oscuridad.
En el ocaso de la tarde, las palabras se dejan caer, no tienen fuerzas para significar nada. Las risas envidian la pasión de las lágrimas, las miradas esconden soledades.
Y ella piensa. Piensa. Su corazón se debate entre hoy y el mañana, teme tanto al presente como al futuro. No puede abandonar el laberinto de sus sentimientos-esos sentimientos que no me pertenecen, me digo, con una convicción tan fuerte que me conmueve-. Ella es Ariadna, pero también Teseo…
Digo alguna idiotez para distraerla de la oscuridad de sus pensamientos, una sonrisa amaga un arco iris… Me doy cuenta de que no puedo hacerla sentir mejor, que mis palabras, mis risas son vanas, son como espadas de papel en esta batalla, quisiera ayudarle, quisiera ayudarme, pero ella, a veces es mas fuerte que yo, en cada paso que doy me redobla la apuesta.
Se muerde los labios, cierra su alma y sueña…en la tibieza de la tarde, la tristeza de sus ojos dibujan un sol propio, apagado pero deseando brillar. Ella sabe que no sabe y eso la desespera.
De pronto, emerge de su interior como despertando a la vida, a la tarde, a mi presencia.Entiendo.Es hora de despedirnos.
Adiós, me dice. Adiós.
La veo alejarse.Ella sigue igual de triste, igual de hermosa.
lunes, 1 de marzo de 2010
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